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Soberanía e influencia de organismos internacionales en los Estados

  • Foto del escritor: Bernardo Lapasta
    Bernardo Lapasta
  • 31 ene 2020
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 14 jun 2020

Enfocado en la crisis griega y el Brexit

En 2009, Grecia empezaba a resquebrajarse. Una importante crisis financiera comenzaba a generar estragos profundos en la sociedad helénica. Mientras esto sucedía, el Banco Central Europeo (institución dependiente de la Unión Europea) y el Fondo Monetario Internacional, aprobaron enviar un rescate económico para intentar revertir la situación. Pero la realidad no mejoró demasiado y las dificultades económicas en el mencionado país se extienden hasta el día de hoy. Los poderosos entes financieros que le brindaron el préstamo a Grecia exigieron, entre otras cosas, una reducción del déficit fiscal, reformas en las leyes laborales del país, el pago de los préstamos con una alta tasa de interés, entre otras medidas.(1)


Mientras Grecia continúa intentando recuperarse, en 2016, el Reino Unido votó un referéndum para salir de la Unión Europea (UE) por la sensación generalizada por parte de la ciudadanía de que eran gobernados por personas ajenas a su nación. La iniciativa se denominó Brexit, un neologismo compuesto por Britain (británico) y exit (salida), expresando “la salida del Reino Unido de la Unión Europea”. La sensación de que Alemania mantiene una hegemonía dentro de la UE, es tan fuerte que incluso el prestigioso semanario inglés, The Economist, publicó en un artículo: “El creciente dominio de Berlín es motivo creciente de ansiedad no solo en Bruselas, sino en otras capitales (…) El hábito de dejar que Alemania, y especialmente a la Sra. Merkel, decida, se ha hecho cada vez más generalizada. Los alemanes ocupan muchos puestos clave en la comisión y el parlamento europeo”2. Este extracto deja claro una visión que involucró a un poco más de la mitad de los votantes ingleses con el fin de salir de la UE.


Estos trascendentes sucesos ocurrieron en un momento en que la UE parece no encontrar límites en su crecimiento político y económico. En este sentido, nos debemos preguntar cómo influyen ciertos organismos internacionales en la soberanía de los estados de la actualidad.


El concepto de soberanía tiene que ver con “una realidad inmaterial, vinculada a los seres humanos y a la organización de las colectividades que ellos crean con el propósito de ordenarlas en su conjunto relacional, dentro de un marco geográfico, mediante una estructura de subordinación, que conjugue en algún grado todas las expectativas individuales, sin sentir la satisfacción de la totalidad global de las mismas”3. “La soberanía es un atributo histórico que desde fines de la Edad Media comienza a constituirse en el sustento filosófico de una nueva forma de distribuir el poder dentro de unas fronteras y de justificar el mando de algunos seres humanos sobre otros. De esta manera transita de la filosofía a la política y funda la distribución de poder en el ámbito estatal interno”4.


Es importante aclarar que la soberanía tiene diferentes significaciones en cuanto a si se trata del orden dentro del Estado o en el ámbito institucional. En el primer caso, “la autoridad que impone el orden (…), para legitimarse debe proceder del seno de los pobladores y conciliar mediante procedimientos institucionalizados los deseos individuales con las necesidades colectivas y las exigencias de la razón y de las naturaleza de las cosas”5. En cuanto al concepto de soberanía en el plano internacional, hace referencia al “(…) marco internacional dónde se relacionan Estados soberanos el atributo no legitima la supremacía de ninguno de todos con respecto a las pretensiones de dominio de los demás o de cualquier otro tipo de orden material; legitima la igualdad entre pares”6.


Las premisas sobre la soberanía de los Estadas, especialmente en el marco internacional, nos dan pie para reflexionar sobre el caso de Grecia y la influencia del Banco Central Europeo, siendo el ente una institución dependiente, como ya se mencionó de la UE. Ahora bien, los nuevos tiempos, en el contexto de la globalización hace que los Estados, se unan para facilitar su prosperidad, tendiendo a crear bloques que faciliten, principalmente, el intercambio económico para sus crecimientos.7 Sin embargo, en este relacionamiento entre los pares, se trasciende el plano comercial, generando un reforzamiento de sus vínculos incluyendo otros elementos, como: la política, lo jurídico y lo cultural.


Siguiendo esta misma lógica, el Dr. Jorge E. Fernández Reyes, nos habla en su libro Curso de Derecho de la Integración (Tomo I, 2013), de un “nuevo orden económico internacional (...), esto significa que las transformaciones políticas, derivan y a su vez tienen influencia en el relacionamiento –en general- entre los Estado” [generando] “una nueva dimensión de las realidades (…) que determinan una forma de relacionamiento distinta entre los Estados”. 8

En la misma línea, “la Unión Europea se nos presenta actualmente como el modelo o proceso de integración más avanzado y profundo que se ha logrado entre los Estados” que la componen, tras una larga gestación que duró décadas.9 Este caso proporciona un nivel tal de vinculación entre los países que aún no se lo puede definir claramente, iniciando prolongados debates en el campo jurídico.10 Un dato medular que debemos tener en cuenta es que, durante la conformación de la UE, hay una “´cesión de soberanía’, por parte de los Estados miembros” que dota al organismo con “supranacionalidad”.11 Esto es trascendental ya que es un elemento decisivo para que los ciudadanos británicos tomen la decisión de votar a favor del Brexit, divorciándose de la Unión Europea.


Los datos mencionados al comienzo sobre la situación coyuntural económica de Grecia y política del Reino Unido, siendo ambos integrantes de la UE, (aunque el segundo se encuentre en proceso de salida del bloque), hacen que nos planteemos si efectivamente existe algún tipo de influencia de parte de los organismos internacionales sobre Estados puntuales, ensombreciendo sus soberanías particulares.


En la búsqueda de diferentes perspectivas sobre el tópico, el Dr. en derecho Martín Risso, especializado en Derechos Humanos, consultado sobre si existe o no influencia de organismos internacionales sobre un país en particular, dijo que “hay que distinguir entre: materias de Derechos Humanos y el peso de determinados organismos sobre los Estados”. En el primer caso, “tenemos los ordenamientos jurídicos que son nacionales, verbigracia el Código Penal es de Uruguay, le interesa solo a nuestro país. Pero después de la II Guerra Mundial, se empezó a asentar un criterio en toda la comunidad internacional, ya que hay derechos que no son nacionales, no interesan solo a la comunidad de un país. Interesan a la comunidad internacional. Se produjo un proceso de internacionalización de los Derechos Humanos, la aparición de cortes internacionales. Eso sí implicó una restricción de la soberanía. En materia de DDHH la última palabra la tiene un órgano internacional. Es algo aceptado y nadie lo cuestiona.”


“Luego hay un viejo tema que es la existencia de ciertos organismos que pueden tener un peso muy importante dentro de los Estrados. Son órganos del tipo político básicamente, como puede ser la OEA, que si bien no pueden intervenir en un Estado, como mandar fuerzas Armadas, tienen un peso político verdaderamente importante”

Después existe otra interacción entre determinados organismos y los Estados, “que complicada”. Consiste en el préstamo de dinero de un banco (como el BCE o el FMI) a un Estado. “Ahí se tienen que acatar sus reglas como la regulación laboral del país. Pero es parte del sistema, ya que le dan el préstamo (…) esto sucedió con la crisis de España, Italia y Grecia dónde el BCE les concedió un crédito y fue debatido (…), porque se les pidió reducir el déficit fiscal”.


En cuanto a la postura del Dr. Risso sobre el Brexit, dijo: “Inglaterra no quiso seguir en la UE tenés órganos supranacionales que son aceptados voluntariamente por los estados y al que no le gusta se va, como hizo Inglaterra. O sea que ahí no hay una imposición.”

Sin embargo, el politólogo Adolfo Garcé adoptó otra postura sobre la temática. El experto sostuvo que, el Brexit “se puede explicar por una reacción hacia la inmigración, y, por otro lado, como una rebeldía a la tiranía de la UE. Es decir, esa sensación que sienten muchos países (sobre todo los más débiles) de ser gobernados por Alemania o peor aún ser gobernados por una tecnocracia de la UE. Atrás del Brexit está esa sospecha, esa rebeldía contra autoridades que podrían estar pretendiendo gobernar e impulsar ciertas políticas por encima de la voz del ciudadano. Los ingleses tan nacionalistas como el resto de los pueblos europeos, no quieren resignar soberanía. (…)


Inglaterra fue el primero en separarse porque se mantuvo en una postura más marginal y escéptica, por ejemplo nunca cambió la libra por el euro.

En Europa hay una sensación, desde hace años, de que hay una excesiva concesión de poder a los organismos supranacionales, es decir a UE, y sus instituciones. El BCE tiene demasiado poder, pensemos en España, en Italia y Grecia. Los entes financieros limitan la democracia de algunos países porque dichos entes empiezan a privatizar decisiones que, en principio las deben tomar los ciudadanos de cada nación.


La UE impone restricciones a la soberanía nacional, así es como funciona. Pero además con el agravante de que esas decisiones, que se toman a nivel supranacional, tienen un poder tecnocrático muy fuerte. ¿Hasta qué punto están dispuestos los ciudadanos a que decisiones sobre la política monetaria, el déficit fiscal, etc, sean manejados por técnicos expertos de Bruselas? No es fácil la situación, porque cuando construís instituciones como la UE, es necesario que haya un orden supranacional, ahora, ¿cuánto poder le concedes a esa autoridad?, en qué cosas pueden decidir y en qué cosas no. Y además, ¿hasta qué punto los ciudadanos pueden confiar en su propia autoridad política? Eso es un gran problema de la política contemporánea.


Ambas perspectivas son claras, definidas y diferentes. Cada experto, desde su materia, brindó una lectura propia de un tema coyuntural pero que promete quedarse en agenda durante un largo tiempo.


OPINIÓN Creo que la evidente hegemonía que mantiene Alemania dentro de la Unión Europea y el alejamiento de una nación con un largo prestigio democrático como el Reino Unido, lastiman la imagen de un bloque que trasciende sus bases y deja en jaque su institucionalidad, perjudicando a los miembros más chicos o vulnerables económicamente como lo sigue siendo Grecia.


BIBLIOGRAFÍA

1De la Peña, E. (2015). Grecia, el país que más paga al BCE por su deuda. CET. Recuperado de: http://cadenaser.com/ser/2015/02/19/economia/1424368605_899866.html 2 (2017). How to address the eus democratic déficit. The Economist. Recuperado de: https://www.economist.com/special-report/2017/03/23/how-to-address-the-eus-democratic-deficit 3-4-5-6 Arbuet-Vignali, H., Barrios, L. (2001). El Estado, la soberanía y el marco internacional. Montevideo, Uruguay: Revista de la Facultad de Derecho (Udelar) n°20. (pp.1, 2, 31, 35,36) 7-8-9-10-11 Fernández Reyes, J. (2013). Curso de Derecho de la Integración, Tomo I, 1ra. Ed. Montevideo, Uruguay: Facultad de Derecho (UM).


ENTREVISTADOS

12 Dr. Martín Risso 13 Dr. Adolfo Garcé

Entrevistas realizadas para el presente ensayo.


Trabajo presentado en la asignatura Filosofía social y política. Docente: Dr. Pablo da Silveira

Calificación: 5/6 (MB)

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