Reflexiones sobre El pozo y el mundo de Onetti
- Bernardo Lapasta
- 21 sept 2020
- 4 Min. de lectura
El pozo, preámbulo de la construcción de la cosmovisión del autor uruguayo, resultó una incomprensión para su época, una obra donde abunda el pesimismo y la angustia y donde cuyo protagonista recurre a la ficción para salvarse.

Máquina de escribir. Foto: Pixabay (libre circulación).
Juan Carlos Onetti (1909-1994) nunca dejó de ser un periodista. Incluso cuando escribía sus historias de ficción, su estilo directo, despojado y sin filtro hizo de sus cuentos construcciones narrativas impecables desde la semántica y lo narrativo. Si bien lo primero no es una novedad, este trabajo pretende analizar brevemente algunos aspectos de El pozo vinculados con el autor, su obra y su época.
Cuando Onetti publica su primer libro, en 1939, tenía treinta años y la literatura de la época no estaba preparada para recibir esta obra. En Uruguay prevalecía la narrativa gauchesca y el costumbrismo, al igual que en el resto de América Latina (quizá con algunas pocas excepciones). De hecho, varios analistas han comparado la primera novela corta del uruguayo con La náusea, del francés Jean Paul Sartre, la mayor obra sobre el existencialismo entendido como un movimiento más amplio que lo filosófico. Esto se debe a que, en palabras de Vargas Llosa (2008, p. 34), en estas obras «reinan el pesimismo, la soledad y aquella angustia que condena a sus personajes a convertirse en seres marginales, en entredicho existencial con el mundo, individualistas acérrimos y antisociales», algo novedoso y rupturista para ese momento histórico. Se entiende que Onetti fue el primer escritor latinoamericano en modernizar la literatura.
A partir de El pozo, el escritor uruguayo comienza a construir una cosmovisión coherente y sin fisuras que se irá refinando y perfeccionando, sobre todo, a través de sus novelas. Esto quedará explícito en la construcción de la ciudad ficticia de Santa María, en la que se desarrollarán las principales obras de Onetti: La vida breve (1950) —que continúa, de algún modo, el relato de El pozo por sus hechos y características narrativas—, El astillero (1961) y Juntacadáveres(1964). Si bien aquí el autor ya gozaba de cierto reconocimiento, El pozo, como preámbulo narrativo de su obra, había caído en el olvido.
El pozo y su protagonista
La primera edición de la obra en cuestión tardó muchos años en venderse. De hecho, su segunda edición se imprimió recién en el año 1961 con un prólogo de Ángel Rama. Quizá esto se deba a que ese joven periodista que transgredió la literatura nacional y latinoamericana no fue comprendido en ese momento (por eso este fracaso en ventas de ejemplares), al igual que el protagonista de El pozo, Eladio Linacero, otro periodista.
En el relato, donde abunda el pesimismo, la depresión y el sinsentido en la vida, Eladio se encuentra en las vísperas de su cumpleaños número cuarenta. Es entonces que decide escribir «su autobiografía». Sin embargo, se empieza a generar un cruce entre lo real de sus memorias y lo ficticio, como escape de lo nefasto de la realidad: un pesimismo pronunciado sumado a la negación de incrustarse a la sociedad y formar parte de un sistema putrefacto y sin sentido. Esta manera de comprender el mundo que nace en Francia se explica, particularmente, por las secuelas que había dejado la Primera Guerra Mundial y la inmensa inestabilidad que desataría la segunda. Aunque sea extraño extrapolar esta situación a una América Latina beneficiada económicamente por la destrucción del viejo mundo, también se sentían, de alguna forma, estas épocas turbulentas que se supieron ensamblar perfectamente con la manera de ser de un escritor como Onetti (que tenía un mayor contacto con esta cruda realidad dada su profesión), pesimista por naturaleza y que disfrutaba vivir tumbado en una cama.
«(…) si alguien dijera de mí que soy “un soñador”, me fastidiaría. Es absurdo»
Eladio Linacero, en El pozo
No cabe duda de que Eladio, un periodista alejado de la sociedad, descreído y desesperanzado, recurre a la imaginación para escapar de su propia historia que al comienzo de la novela se decide a reconstruir. En pocas palabras, Vargas Llosa (2008, p. 36) describe a El pozo como «el viaje de los seres humanos a un mundo inventado para liberarse de una realidad que los asquea».
Es por esto que lo que empezó siendo una autobiografía termina convirtiéndose en «una historia del alma» de un hombre mediocre que recurre a su imaginación para soportar su patética vida. En esta línea, Eladio, mientras reconstruye su vida la noche anterior a sus cuarenta, recuerda que un 31 de diciembre de su adolescencia «estaba triste o rabioso, sin saber por qué» (Onetti, 2016, p. 12). Luego en la noche, mientras todos festejaban, vio pasar a Ana María, una joven de dieciocho años a la que embaucó para que entrara en una «casita» para después intentar violarla. Ella murió unos meses después y ahora Eladio continúa soñando que «sigue teniendo esa edad cuando abre por la noche la puerta de la cabaña y corre, sin hacer ruido, a tirarse en la cama de hojas» (Onetti, 2016, p. 14). Incluso en algunos pasajes de la obra se menciona explícitamente el paso entre lo verdadero y lo ficticio: «En el mundo de los hechos reales, yo nunca volví a ver a Ana María hasta seis meses después. Estaba de espaldas, con los ojos cerrados, muerta…» (Onetti, 2016, p. 14)
Cosmovisión existencialista
El pozo, primer mojón en la construcción de la cosmovisión de Onetti, resultó una incomprensión para su época, una obra de un adelantado que, salvando las grandes distancias con Eladio Linacero y su historia, terminó por ser un periodista incomprendido. Onetti abrió una pequeña entrada para que se generara el cambio en la literatura latinoamericana y que esta se pudiera modernizar, según indican varios de sus colegas y críticos. El autor uruguayo está en su obra y esta en él. Este mundo existencialista que, de vez en cuando, llega a rozar lo nihilista, pero ofrece la alternativa de lo imaginario para escapar de eso, está en El pozo, está en Santa María y está en Onetti, a quien, según su viuda Dorotea Muhr, «no le dieron el Nobel por ser muy depresivo» (ABC, 2014).
Referencias, para continuar con la lectura...
Onetti, J. (2016). El Pozo. Novelas breves 1. Madrid, España: Penguin Random House. Vargas
Llosa, M. (2008). El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti. Ciudad de México, México: Penguin Random House.
«A Onetti no le dieron el Nobel por ser muy depresivo». (20 de octubre de 2014). ABC. Recuperado de https://www.abc.es/cultura/libros/20141019/abci-onetti-viuda-nobel201410171649.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F
Comentarios