Se cumplen 160 años de El origen de las especies, de Darwin
- Bernardo Lapasta
- 30 ene 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 1 abr 2020
La publicación sobre la teoría de la evolución biológica por selección natural, que cambió al mundo para siempre, celebró un nuevo aniversario
Viajar durante cinco años por rincones perdidos en el planeta, escribir miles de páginas y oponerse al status quo fue lo que enfrentó Charles Darwin durante su vida para publicar El origen de las especies, libro que lo catapultó a la fama eterna como reconocido naturalista y pensador.
Darwin nunca estuvo seguro de publicar el trabajo que tanto esfuerzo y dedicación le había costado. Pensaba que sería un terremoto social. Y lo era. Sin embargo, una carta lo cambió todo. Su amigo y seguidor Alfred Russel Wallace le había comentado a su colega sobre las coincidencias de su teoría que refería a la evolución a través de la selección natural -si bien ya había ciertos trabajos al respecto, ninguno había tomado peso por su carente sustento-. Por miedo a que Wallace fuera reconocido como el autor de esta idea, resolvieron publicar, en conjunto, una carta en que ambos naturalistas reconocían la creación de la teoría.
La travesía y la pluma
En 1859, un año más tarde de la carta escrita en conjunto con su colega naturalista, Darwin decidió publicar El origen de las especies, donde desarrolla ampliamente la teoría evolutiva. Esto había comenzado muchos años atrás, cuando el joven Charles estudiaba en la Universidad de Cambridge y lo habían invitado a navegar por el mundo durante cinco años. Darwin aprovechó el viaje -en su travesía por sudamérica, pasó por Uruguay- y encontró varias relaciones entre los aspectos de las especies y su hábitat. Por ejemplo, las tortugas que vivían en lugares más bien áridos tenían el cuello más largo que las que habitaban en sitios tropicales. Esto se debe a que las primeras debían alcanzar sus alimentos en plantas más altas, mientras que las otras tortugas tenían un cuello corto por la cantidad de hierbas terrestres que existían en estos lugares.
Este caso, junto con muchos otros, hicieron que Darwin respalda su teoría, llegando a la inédita conclusión de que "No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio".
Cuando retornó al Reino Unido, el naturalista escribió cientos de manuscritos al respecto, pero nunca llegó a publicarlos por miedo a enfrentar la idea de que Dios había creado al hombre a su imagen y semejanza y había distribuido a las especies alrededor de la tierra -idea aceptada hegemónica también en la comunidad científica-. En su trabajo, Charles Darwin argumentaba sobre la evolución del hombre y lo ligaba al del resto de los animales.
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