top of page

El Tannat: patrimonio uruguayo

  • Foto del escritor: Bernardo Lapasta
    Bernardo Lapasta
  • 9 mar 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 1 abr 2020

El 29 de agosto se llevó a cabo el segundo Jueves de Patrimonio del ciclo de conferencias del 2019. En esta oportunidad, la mesa redonda trató el tema: Sabores y saberes del vino uruguayo, en el marco de la línea de investigación Patrimonio cultural e identidad: ciudad, imagen, alimentación. Expusieron el doctor en Historia Alcides Beretta Curi y las ingenieras agrónomas Verónica Sanz Bonino y Estela de Frutos. Moderó la doctora Amalia Lejavitzer, coordinadora del proyecto Patrimonio Cultural UCU.



Alcides Beretta habló acerca de la importancia de los inmigrantes europeos en el modelo productivo de nuestras tierras y, en especial, para los inicios de la vitivinicultura en Uruguay. Desde fines del siglo XIX, el Río de la Plata se convirtió en el destino de una de las tantas olas de inmigrantes hacia estas tierras, por lo que sus costumbres y tradiciones, que fueran heredadas de generación en generación en el Viejo Mundo, fueron traídas y aplicadas en los capos de nuestro país. El trabajo del catedrático se centra entre 1870 a 1893 y explica que la heterogeneidad de las nacionalidades de los inmigrantes (fundamentalmente italianos, españoles y franceses) constituyó un rol fundamental en el nacimiento de la vitivinicultura uruguaya. “Ellos traían consigo sus herramientas, conocimientos, prácticas y saberes, además de la cepa de sus tierras”, señaló Beretta. Al comienzo, las tierras escogidas para las plantaciones de viñedos estaban ubicadas principalmente en Salto, dada que la cercanía del lugar con Argentina facilitaba la exportación de los vinos. Además, la cercanía de las tierras de cultivos con los ríos era esencial para la uva. A través de los años, Canelones y Montevideo se convirtieron en los principales lugares para las plantaciones.


Tanto Beretta como la ingeniera agrónoma Verónica Sanz, marcaron la importancia de la crisis que sufrió el área vitivinícola con la filoxera alrededor de 1893, una plaga que afectó la raíz de la vid y que, por aquellos años, significó un verdadero problema para los productores. A partir de esta catástrofe se comenzó a trabajar en las técnicas de producción y en mejorar las tecnologías que se aplicaban en las prácticas de cultivo y mantenimiento de la vid.


Cerró la mesa la ingeniera agrónoma Estela de Frutos, experta de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), hizo énfasis en la importancia del Tannat como patrimonio alimentario de nuestro país. Pascual Harriague introdujo la cepa del Tannat en nuestras tierras, alrededor de 1876. Este vitivinicultor de origen vasco francés radicado en Salto junto a Francisco Vidella en la zona de Colón en Montevideo fueron los pioneros en el trabajo con la vid en Uruguay. A través de los años, el Tannat ha logrado popularizarse en el mundo, y ha sido galardonado en múltiples oportunidades. Uruguay fue reconocido como país del Tannat, en 1994 y, en el 2014, el vino uruguayo fue declarado bebida nacional. “En la vitivinicultura no hay innovación, si no existe la tradición y, si bien la vitivinicultura en Uruguay es joven, es significativa dado los años de nuestro país”, dijo de Frutos. En este sentido, la especialista dijo que existen 85 variedades de vinos producidos en nuestra industria y nuestro sello es el Tannat. El próximo Jueves de Patrimonio será el 19 de setiembre en la Sala Bauzá (UCU) a las 13:30 h., sobre Arte, paisaje y construcción de memoria en Figari. Por Bernardo Lapasta


Contenido producido para la web de la Universidad Católica del Uruguay. Puede verlo en el siguiente link: https://ucu.edu.uy/es/el-tannat-patrimonio-uruguayo



Comments


¡Contáctame!

  • Grey LinkedIn Icon
  • Twitter

© 2020 by Bernardo Lapasta. Proudly created with Wix.com

bottom of page