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Beatriz Argimón: una mujer que hizo historia

  • Foto del escritor: Bernardo Lapasta
    Bernardo Lapasta
  • 31 ene 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 14 jun 2020

Al culminar la mañana del 16 de abril de 2018, la casa del Partido Nacional, en Ciudad Vieja, se desbordaba de gente. Por primera vez, en sus 181 años de historia, una mujer lo presidía. Ella es Beatriz Argimón

Beatriz Argimón en la Casa del Partido Nacional. Fotografía: Semanario Búsqueda.


La frialdad del emblemático edificio, de escaleras empinadas de mármol, lleno de bustos y cuadros de personalidades que forjaron la historia de la colectividad blanca, se fractura con la charla cotidiana de las secretarias. En los últimos tiempos, las mujeres que integran al partido han reivindicado la figura de Josefa Oribe y han echado luz sobre ciertos aspectos conservadores. Argimón se desplaza en el solemne edificio como si se tratara de su propio hogar. En su despacho, el techo parece inalcanzable y resalta un retrato de Manuel Oribe, ella se sienta en el sofá debajo de una fotografía con jóvenes militantes, dobla sus rodillas y las sube al confortable asiento mientras las abraza con una mano y se acomoda su blusa morada con la otra.


En su casa, la política era de los temas preferidos a tratar por su familia. Su madre es wilsonista y su padre herrerista. Vivir desde niña con esta dicotomía la llevó a fundar junto a varias personas, entre ellas Julia Pou, la agrupación Acción Comunitaria-lista 400, por la que fue electa diputada, con el fin de conseguir la unión entre las dos alas tradicionales de su partido.


Quiso ser maestra de niños con dificultades, pero, a los 16 años, la dictadura militar destituyó a su padre como gerente de ILPE (Industrias Loberas y Pesqueras del Estado). Esa situación fue el disparador para que Argimón comenzara a militar a sus 17 y, desde el año 1978, no dejó de hacerlo jamás. “Podré ocupar un cargo en el Estado o no, pero, antes que nada, soy militante de mi querido Partido Nacional, y siempre será así”, expresó con mucha seguridad.


Desde aquel momento se definió como “mujer política”, algo completamente inusual para la época. “Prioricé la militancia antes que la carrera”, recuerda. “Necesitaba recibirme antes de las elecciones de 1989, por lo que no quería dilatar mi carrera”. En julio de ese año se recibió de escribana pública y, siendo mamá de Belén (uno de sus dos hijos) que sólo era una bebé, fue electa edil por Montevideo. Sus padres no podían creer que, luego de tanto esfuerzo para conseguir su título, hubiera tomado aquella decisión.


Con excepción del primer año, hizo su carrera trabajando al mismo tiempo. Concursó y logró entrar a trabajar en OSE y a formar parte del sindicato de la organización estatal. Estas acciones eran en la clandestinidad y dentro de los hogares “que fueron fundamentales para trasmitir los valores democráticos”, dada la realidad que el país vivía. Hoy sigue trasmitiendo esos valores a sus hijos y a los jóvenes blancos.


Cuando fue electa edil por el período 1990-1995, aprendió a negociar dado que era la primera vez que el Partido Nacional llegaba a la presidencia (después de la dictadura) y el Frente Amplio a la intendencia, su primera experiencia de poder en la historia. “Ambos partidos necesitaban mostrar lo mejor de sí para poder sostenerse y seguir creciendo, lo que derivó en un tire y afloje intenso, por lo que aprendí mucho en aquellas negociaciones”, expresó la presidenta del Partido Nacional.


Más tarde llegó al Iname, hoy INAU (Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay). “Durante aquellos años viví una experiencia de vida, más que una experiencia política. Ese lugar habla de lo mejor y de lo peor de nuestra sociedad expresada en un niño. Me marcó como mujer política, estuve en las realidades más fuertes”.


Ella comenta que, cuando comenzó a ocupar lugares de más decisión, empezó a sentir discriminaciones “sutiles” por ser mujer. En el período en que llegó a ocupar su banca en el Palacio Legislativo, el diputado que le cedió su despacho le había dejado “fotocopias con imágenes de hombres desnudos”, recordó. Más tarde, le costó mucho defender la ley de cuotas en el Parlamento, “pero me sirvió mucho para aprender sobre los costos de defender ciertas causas”. Argimón es una defensora y promotora de los derechos de las mujeres y lo ha demostrado en varias oportunidades.


Le agradece al senador Luis Lacalle Pou por promover su Presidencia en el directorio: “Hoy en día, cuando una mujer llega a un lugar de jerarquía en la política, es porque un varón le dio la oportunidad”, reflexiona.


En la noche del domingo 30 de junio, el ganador de la interna blanca levantó la mano de Argimón mientras decía: “Este partido le va a ofrecer al país una candidata a vicepresidente”. La gente que se encontraba en el acto gritaba y aplaudía mientras agitaban banderas blancas y celestes, algunas de ellas con el rostro de Aparicio Saravia. Tres meses después, la mujer que completó la fórmula blanca afirma que, en caso de que ganen y ocupe ese lugar, enfrentará el desafío más importante de su vida.

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